Lucas era el tipo de persona que te encantaría odiar. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir.
Cuando alguien le preguntaba cómo le iba, él respondía: "Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo".
Era un gerente único, porque tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante. La razón: por su actitud. Él era un motivador natural. Si un empleado tenía un mal día, Lucas estaba ahí para decirle cómo ver el lado positivo de la situación.
Un día me cansé de eso y le pregunté a Lucas. "No lo entiendo... no es posible ser una persona positiva todo el tiempo". ¿Cómo lo haces? Lucas respondió:
"Cada mañana me despierto y me digo a mí mismo, Lucas, tienes dos opciones hoy: 'Puedes escoger estar de buen humor o de mal humor. Escojo estar de buen humor'.
"Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello".
"Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo el lado positivo de la vida".
Si, claro, pero no es tan fácil, protesté. "Sí lo es", dijo Lucas. "Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección".
En resumen, tú eliges cómo vivir la vida. Cada día tenemos la elección de vivir plenamente; la actitud, al final, lo es todo.
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