Decía un famosos psicoanalista de Brooklyn:
"Estoy harto de padres que llegan a mi consulta, lamentándose de que no saben qué les pasa a sus hijos (prostituidos, drogadictos, delincuentes...). Han sido capaces de dar todo a sus, incluso de comprarles un coche o ponerles un apartamento, pero no han sido capaces de darles una razón para vivir".
Y esa parece ser la causa profunda que subyace en tantos problemas que plantea la juventud actual. Los fenómenos de la drogadiccion, de la heroína, el vandalismo subliminal y la delincuencia pandillera, están gritando a voces la insensatez de nuestra sociedad. Porque esta civilización ha sido capaz de producir a montones (¡no de distribuir bien!) toda suerte de medios de locomoción , de artefactos y videos juegos, de electrodomésticos y electro-despachos, ropa y bisutería, quincalla y alimentos asépticamente enlatados..., pero no es capaz de ofrecer lo único necesario, lo que verdaderamente importa. Todo eso que atiborra grandes almacenes y supermercados... ¿Para qué? La gente se está muriendo - aparte del escándalo de los que mueren de hambre - de puro asco, más que de otra cosa.
Y es porque falta una razón para vivir, para luchar y trabajar y estudiar y fatigarse y sacrificarse. Falta algo que dé sentido a la insoportable rutina de producir y consumir o de estudiar para ser un buen producto y un mejor consumidor. Algo que nos ponga a salvo de este círculo vicioso que hastía la vida y envenena la convivencia.
Falta una razón para vivir. Una razón, no una idea, ni siquiera unas verdades como puños, ni una doctrina perfecta. Todo eso no es más que idealismo. La única razón para vivir es el otro, cualquier otro, todos los otros. Porque lo único que puede dar razón y consistencia a la vida humana es el hombres. y no sólo mi familia, ni mis amigos, ni los de mi región o los de mi nación, que todo eso resulta a la larga inhumano, es decir, pretexto contra los otros y por tanto contra los hombres.
Lo que da sentido a la vida es la humanidad,
humanismo, la disponibilidad, el servicio y el amor al hombre, a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario