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El Lado Oscuro de la Sinceridad

FILOSOFANDO LA VIDA

Frente a esta conducta del prójimo, solo puedo aventurar dos explicaciones, una de las cuales es que nos gusta sentirnos superiores a los demás y no reparamos en detalles cuando se trata de mostrar que sabemos más o que estamos mejores que los otros.
 
 
 
 
 
Nelson Riquelme Pereira
MAGISTER EN ORIENTACION DE SALUD MENTAL
 
 
Se fue directamente a donde estaba, y antes de que pudiera decir cualquier cosa, me dijo: Voy a ser sincera contigo, Riquelme, ¡estás muy gordo! ¡Dios mío! – continuó – si hasta parece que vas a reventar. Te lo digo sinceramente, amigo. A duras penas pude disimular una sonrisa, le devolví una especie de saludo y por señas le indiqué que estaba de prisa y no podía detenerme a conversar con ella.

¡Por qué razón iba a detenerme!, después de ese despliegue de sinceridad no solicitada. Lo último que querría sería conversar con ella, pues intuía el riesgo inminente de ser nuevamente fusilado por su afilada lengua.

En los últimos años, he vivido varias veces esta situación, a tal punto que he pensado seriamente en la sinceridad como valor o cualidad positiva de la personalidad. De hecho, creo que la sinceridad, como es concebida actualmente por una gran cantidad de personas, encierra una actitud grosera, ruda, descortés, hipócrita y hostil hacia los demás.

Me pregunto ¿por qué en nombre de la sinceridad nos atrevemos a decirle al prójimo cosas que no nos ha pedido que le digamos, en momentos y lugares poco apropiados para este tipo de infidencias y sobre temas que, al fin y al cabo, no son de nuestra incumbencia? Es más, cada vez que una persona nos dice “voy a ser sincero contigo”... Me agacho para esquivar el montón de piedras que me van a aventar.

Frente a esta conducta del prójimo, solo puedo aventurar dos explicaciones: una es que nos gusta sentirnos superiores a los demás y no reparamos en detalles cuando se trata de mostrar que sabemos más o que estamos mejores que los otros. Y dos, que carecemos totalmente de ese tipo de sensibilidad que los psicólogos llaman empatía y que consiste en la capacidad de ponerse en el lugar de los otros.

En todo caso, estas explicaciones convergen en el egoísmo que nos priva de pensar si nuestra sinceridad le conviene a nuestro interlocutor y le hará bien escucharnos y no hacerlo cuando lo único que logramos es la egoísta satisfacción del “se lo dije y en su cara”.

Por tanto, cada vez que quiera ser sincero con alguien piense, ¿solicitó su sinceridad? ¿Es el momento y lugar apropiado? ¿Le incumbe? Y haga un esfuerzo tenaz por mantener su boca cerrada, ya que así podrá evitarle mucha humillación y vergüenza a su prójimo. Se lo digo sinceramente…

Si ocasionalmente corremos el riesgo de que nos humillen y maltraten con la sinceridad no solicitada, es peor cuando pasamos a la ofensiva y somos nosotros quienes pedimos sinceridad a un amigo o conocido. En ese caso, es nuestro interlocutor quien queda perplejo y sin posibilidad de respuesta porque la realidad es que tampoco sabemos pedir sinceridad. Se supone que al pedirle a una persona que nos hable sinceramente, estamos solicitando que esa persona nos diga lo que piensa, lo que siente y, en todo caso, nos relate con justicia y verdad sus opiniones y sus evaluaciones, muy probablemente, sobre algo que hicimos, pensamos o acerca de nuestro comportamiento. ¡Pamplinas!

Lo que queremos es una afirmación, una confirmación de que estábamos en lo correcto. Queremos escuchar, en boca de otro, cuán maravillosa era nuestra idea o cuán acertado estábamos al pensar de tal o cual manera. Indagamos, digo, exigimos que esta persona objetivamente exprese lo maravilloso que es nuestro pensamiento y lo acertada que es nuestra percepción de la realidad.

La solicitud de sinceridad usualmente comienza con frases como “A ver, dígame usted si estoy equivocado o que…” o “qué piensa usted de...” En estos casos, lo mejor es ser asertivo. Decir, manteniéndonos firmes, lo que pensamos y creemos, sin ofender a los demás, sin preocuparnos excesivamente de lo que los otros piensen y sin ofendernos con las respuestas de los demás. Y, usted ¿qué piensa?Panamá América

7 comentarios:

  1. Hola buen texto del post ,sobre la sinceridad , me ha reflejado en el texto la verdad social de algunas personas que son vulgares al decir lo que piensan de una persona y te ofenden mas que otra cosa, al abrir la boca, si la tuvieran cerrada estarían mejor, pero lo hacen apropósito para herir los sentimientos de la persona, y ellos no ven la viga que tienen en los ojos.

    Un abrazo de MA .
    Desde este momento soy seguidora de tu blog, te invito a visitar el mio.
    El blog de MA .
    Gracias.

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  2. Bueno la verdad esta muy interesante esta publicación ya que hay personas a la que no le importa si te estan hiriendo o que ellos dicen las cosas a sus maneras y muchas veces sin pensarloo derepente si vas a decir algo sincero lo hablas solamente con la persona a quien se lo vas a decir y de una manera mas sutil que no sientan que lo estan hiriendo.

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  3. Queda claro que el ser tan sincero no es bueno, hay que saber que expresar a quien lo expresaras y en que lugar, puesto que no estamos anuentes por el momento que esten pasando y sinplemente por ser algo que ya es de nosotros herimos sin pensarlo.

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  4. Givanna Aranguren14 de marzo de 2012, 8:39

    Muchos juramos y hablamos en nombre de la Verdad y defendemos el ser Sinceros, sin darnos cuenta el filo y profundidad de nuestras palabras, yo me he sido victima y provocadora de ese tipo de actitud. Si nos vamos a la Psicología, el actuar y comportarse de esta manera, es vista como agresividad a otros. Muchos (incluyéndome), no nos damos cuenta a veces de la repercusión que una frase o crítica destructiva tenga en la persona, porque de una manera superficial, asumimos, que hicimos un bien, es hasta el momento que nos suceda a nosotros y experimentemos una sensación amarga, caeremos en cuenta que deben ser así las cosas.
    El respeto va más allá de ser educado, es saber y aprender a aceptar a las personas tales y como son, con defectos y no defectos, es estar en armonía y sinfonía con tus pares, es servir, es compartir amor.

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  5. Es muy importante que como personas adultas pensemos antes de decir algo hiriente porque cuando recapacitemos será demasiado tarde. Creo que si no podemos decir algo bueno de alguien es mejor no decir nada; y si tenemos la confianza de hacerlo es decir primero lo bueno, las virtudes que tienen y luego con toda madurez decir los defectos o el error que ha cometido .

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  6. Es claro que hasta la sinceridad es subjetiva...comentando el ejemplo de la supuesta gordura, cada uno ve las cosas con sus ojos, es como decirle a alguien que está muy bello o feo, al final la sinceridad tiene un lado oscuro y subjetivo.

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  7. Algunas veces me ha sucedido cuando mi madre o alguna amiga me pide opinion sobre algo que llevan puesto, y antes de contestarle lo pienso dos veces, ya que algunas veces las personas solo esperan una afirmación y no estan dispuestos a escuchar o de otra manera al decir algo negativo pueda herir sus sentimientos, siento que al momento de ser sinceros con alguien debemos pensar que consecuencias tendra en la otra persona y tambien influye mucho la forma en que se lo comunicamos.

    Claro siempre he pensado que es mejor ser sinceros.

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